Poesía de línea clara I: humorismo

El pasado 7 de marzo tuvo lugar la sexta sesión de nuestro club de lectura de poesía. Dedicamos la jornada a la primera entrega de la “poesía de línea clara” en su línea humorística. Hemos denominado así esta poesía, haciéndonos eco de un poema homónimo de Luis Alberto de Cuenca. Y la razón por la cual nos hemos decantado por ella tiene que ver, ante todo, con su apuesta por un lenguaje llano y conversacional. Los poetas protagonistas de esta sesión han sido Manuel Vilas, David González, Roger Wolfe y Carlos Blasco. Además, debe anotarse que de Cuenca toma esta etiqueta del marbete “ligne claire”, que fue puesto en circulación en el mundo del cómic por Hergé, el creador de Tintín. Para ilustrar de modo suficientemente claro esta forma de hacer poesía que nos reunió en esta ocasión, copiamos el poema del madrileño que reza tal que así:

LÍNEA CLARA – Luis Alberto de Cuenca

Dicen que hablamos claro, y que la poesía
no es comunicación, sino conocimiento,
y que sólo conoce quien renuncia a este mundo
y a sus pompas y obras, la amistad, la ternura,
la decepción, el fraude, la alegría, el coraje,
el humor y la fe, la lealtad, la envidia,
la esperanza, el amor, todo lo que no sea
intelectual, abstruso, místico, filosófico
y, desde luego, mínimo, silencioso y profundo.
Dicen que hablamos claro, y que nos repetimos
de lo claro que hablamos, y que la gente entiende
nuestros versos, incluso la gente que gobierna,
lo que trae consigo que tengamos acceso
al poder y a sus premios y condecoraciones,
ejerciendo un servil e injusto monopolio.

Dicen, y menudean sus fieras embestidas.
Defiéndenos, Tintín, que nos atacan.

Manuel Vilas

El primero de los poetas objeto de lectura y tertulia fue uno de los escritores mejor conocidos de nuestra última literatura española, gracias a su exitosa última novela titulada Ordesa, cuya presentación pudimos disfrutar a finales del año pasado en esta misma biblioteca. Se trata, cómo no, del barbastrense Manuel Vilas.

Los asistentes a la tertulia coincidieron en la facilidad para leer los poemas de Manuel, que fueron sacados, en su mayoría, de su libro Resurrección. Así, también coincidieron a la hora de calificar su humor como “somarda”, en comparación con el del resto de los poetas objeto de nuestra lectura. Se anotó que era un humor muy parecido al de otros aragoneses ilustres que han militado también en líneas estéticas cercanas a la risa, aunque en otros ámbitos artísticos, como Luis Buñuel en el caso del cine.

“El comulgatorio” fue el primer poema sobre el que dialogamos, y se anotó la ácida crítica de nuestra sociedad que contienen los dardos de un poema que va dirigido a la línea de flotación de una de las razones fundamentales del desmoronamiento de nuestro estado de bienestar: la burbuja especulativa e inmobiliaria.

“Mujeres” y “Amor mío” también concitaron los elogios de los contertulios, quienes subrayaron el compromiso con la igualdad social y de género del poeta. Por otro lado, también se comentó lo delirante de poemas como “Alcoholemia” o “Autopista de San Sebastián”, y se hizo hincapié en un aspecto que suele pasar desapercibido en la crítica literaria actual. Y es que los protagonistas de ambos poemas nunca duermen, lo mismo que buena parte de los protagonistas de la literatura y del mundo audiovisual de nuestra modernidad, a quienes podemos calificar, sin ningún género de dudas, de insomnes. Así, una de las características más importantes del (anti)héroe literario moderno es su incapacidad para dormir, y si la poesía de Manuel Vilas está siempre atenta a la crítica de los aspectos más señeros de nuestras sociedades, no está menos alerta en este sentido. Nunca como hoy la sociedad ha necesitado tantos medicamentos para realizar la hasta ahora sencilla tarea de acostarse en una cama y conciliar el sueño de forma ininterrumpida hasta el día de trabajo siguiente.

David González

David González fue el segundo en hacer acto de aparición en nuestra mesa de lectura poética. La mayor parte de los poemas leídos y comentados fueron extractados de su Poemas de la cárcel, si bien algunos otros fueron elegidos entre su última producción lírica.

Se comentó que la poesía de David era de un lenguaje mucho más crudo, desnudo y directo que el de Vilas, quedando a cierta distancia de este.

Además, hay que anotar que el personaje urdido por David como sujeto discursivo de estos poemas, a saber, el reo o el presidiario, ha contado ya con cierta trayectoria en nuestras letras, como en el ejemplo de Espronceda. Sin embargo, la posición que un convicto tiene en la actualidad es muy diferente a la de otras épocas.

En cualquiera de los casos, se trata de dar voz a quienes no la tienen o la tienen seriamente dañada, de modo que el convicto y el exconvicto se suman a un coro de voces del humorismo poético que ya contaba con figuras como el tonto, el niño o el loco.

Roger Wolfe

La obra poética de Roger Wolfe fue la siguiente en ser objeto de análisis y comentario. Se subrayaron sus similitudes con la de González en lo que se refiere a su concisión, crudeza, brevedad y parquedad expresiva, características todas ellas que vuelven a separar a ambas voces de la de Vilas, caracterizado más bien por una borrachera verbal que lo emparenta con la incontinencia, con el personaje literario del loco cuerdo, del borracho que está cerca de la verdad, del ideólogo suicidado de la sociedad, de quien se aparta por ver si desde las afueras se puede desentrañar el espacio vital de nuestro ser en común: la ciudad.

También se subrayó el autobiografismo que lo lleva a Wolfe a hablar desde la posición de otro suicidado de la sociedad, u otro apartado del mundo. La figura que elige para ello es la del poeta, ese personaje que gusta de lo minoritario, fundamentalmente misántropo, ciertamente antipático, empedernido fumador y bebedor supuesto. Esta voz simbólica, además de todo lo anterior, se caracteriza por su injusta y tremenda pobreza, y es en esta angostura en lo que se parece a las voces humorísticas elegidas por el resto de los poetas elegidos para la sesión.

Quede como testimonio del quehacer poético de Wolfe un poema certero, breve irónico y lapidario como el que sigue:

LA VERDAD, POR FIN

Todo el día
queriendo redactar este poema
y ahora no recuerdo
qué se supone
que tenía que decir.
Los buenos escritores —no hace falta
repetirlo— son aquellos
que saben siempre, exactamente,
cuándo no deben escribir.
Pero ese
evidentemente
no es mi caso.

Carlos Blasco

El turno final fue para Blasco, un joven poeta zaragozano, licenciado en filología hispánica, máster en estudios de teoría literaria y propietario y jefe de un negocio familiar de cerramientos acristalados en el barrio de San José de la capital maña.

La propuesta literaria de Blasco resulta ser una de las más novedosas del panorama poético español de la actualidad. Y es que el sujeto poético elegido por el zaragozano es el del jefe de una pyme española, quien da rienda suelta a todo tipo de pensamientos en voz alta acerca de su mundo laboral, de las dificultades, ruinas y miserias que un autónomo español debe afrontar para sacar su negocio y su familia adelante.

Se trata de una poesía con las dosis justas, precisas y medidas de ritmo, humor y crítica social, que no tiene paragón ahora mismo con otras propuestas de tipo más elitista, alejadas por tanto de la realidad social que nos circunda.

La poesía de Blasco solo puede disfrutarse adquiriendo la primera antología de poesía que la revista de literatura Caminos de Pakistán ha sacado a la luz recientemente. Las posibilidades de hacerse con un ejemplar son del todo reducidas, dado el parco número de ejemplares con los que ha contado la edición, y el reducidísimo círculo de personas entre quienes se distribuye.

Un ejemplo de su poesía es este breve, pero no menos potente poema:

EL FINAL SORPRENDE POR LO SIMPLE

De embarazada te enfadabas siempre
en las paradas de los autobuses.
Yo venía desgastado
con el pequeño sueldo
para la calefacción
o para llevarte a la peluquería
sin miedo. Nos gustaban las batallas
indiferentes y el rencor en público.
Fuimos buena gente
sin darnos cuenta
pero lo destrozamos todo,
nuestro nicho familiar.
Fuimos cuerpos pudriéndose
sin saberlo, ignoramos
a nuestros hijos,
condenándoles a repetirnos.

La siguiente sesión del club tendrá lugar el jueves 4 de abril de 2019, y estará dedicada a la poesía de línea clara en su versión intimista. Los poetas objeto de lectura serán Ángel González, Juan Luis Panero, Luis Alberto de Cuenca, Jaime Gil de Biedma y Alejandra Pizarnik.